La sala Excalibur volvía a lucir sus galas más metálicas para recibir a los madrileños AGRESIVA y a los vascos VHÄLDEMAR.
La noche la abrían AGRESIVA, que venían a presentar ante sus fieles seguidores Chronophobia, EP editado el año pasado. Como un torbellino saltaban al escenario Samuel Gª San José (voz), Miguel Coello (guitarra), Daniel Villaseñor (bajo) y Chus Maestro (batería), para arrancar con “The glorious revolution” y “Ectasy and lust”, marcada esta última por la frenética base rítmica formada por Dani y Chus.
Desde el primer momento la banda se mostró especialmente motivada, con Samuel como maestro de ceremonias, transmitiendo una gran fuerza al público asistente.
Desde el inicio, y a lo largo de toda su actuación, estuvieron acompañados por un muy buen sonido, lo que nos hizo disfrutar al máximo de temas tan brutales como “Pale horse (red d´eath)”. Este tema, además de regalarnos un sensacional solo de Miguel, de esos a los que ya nos tiene acostumbrados, fue la demostración en vivo de la originalidad que atesoran AGRESIVA y ejemplo de la amalgama de estilos que son capaces de abarcar en su música.
La siguiente en caer fue “Chronophobia”, tema que da título a su anterior trabajo y que muestra la evolución del grupo hacia temas muy técnicos y complicados marcados por su muy personal sonido.
Recalcar el gran trabajo de Chus imprimiendo una rabiosa velocidad y de Dani con su bajo, muy activo toda la noche, apoyando constantemente (como es habitual) con sus coros.
“Electric fence”, con la guitarra de Miguel como protagonista en su intro, la bestial “Hell town” e “If” consiguieron que la temperatura aumentara al máximo, con el público totalmente volcado con la banda.
La versatilidad que caracteriza a AGRESIVA les llevó a enlazar un gran solo de Miguel, primero con una versión de “Aqualung” (JETHRO TULL) y después con “Stone cold crazy” (QUEEN). Un verdadero lujo.
Para el fin de fiesta se reservaban dos temas fundamentales: “The end of the game” y “Sent to war”.
He tenido la suerte de poder ver a AGRESIVA bastantes veces en los últimos tiempos y puedo asegurar que su crecimiento está siendo tremendo, llegando a un nivel de conjunción realmente espectacular. Miguel Coello parece no tener techo con su guitarra, yendo cada día a más; la base rítmica de Dani y Chus es compacta y brutal; y como colofón, Samuel se hace el dueño del escenario nada más pisarlo. Ahora solo queda esperar su segundo larga duración que entran a grabar en febrero.
El público madrileño tenía verdaderas ganas de disfrutar de VHÄLDEMAR. Los de Barakaldo han editado recientemente su cuarto trabajo Shadows of combat y cerraban la gira de presentación en la sala Excalibur.
Tras la intro “Beginnig” la banda salía a destrozar el escenario con “Shadows of combat” y “The old man”, ambas de su último disco. La Fender de Pedro J. Monge se convirtió en protagonista desde el primer momento junto, por supuesto, a esa bestia de escenario que es el vocalista Carlos Escudero.
“Black beast”, “Dusty road” y “My nightmare” no nos permitieron ni un segundo de tregua, con la banda disfrutando y dejándose la piel en el escenario, mientras los asistentes caíamos rendidos ante el espectáculo que estábamos degustando.
“Breakin´all the rules” terminó de poner todo patas arriba, con Carlos Escudero apareciendo en cualquier punto de la sala sin saber como había llegado allí, y desatando una auténtica locura en un puro ejercicio de unión entre banda y público.
“Rock city” dio paso al solo de batería del joven Gonzalo «Gontzal» García, que junto al bajista Óscar Cuadrado se marcaron un sensacional concierto. Realmente tienen difícil destacar al lado de los dos tremendos músicos que tienen al lado, pero sin duda lo consiguen.
Con Carlos Escudero de aquí para allá y Padro J. Monge repartiendo cera sin descanso respaldado por la perfecta base rítmica de Óscar y “Gontzal”, llegaba “Bastards”, dedicada a “todos los hijos de puta que caben en el mundo”, que sin duda son muchos.
“Danger street”, “Metal of the world” y “Black thunder” mantenían el caldero hirviendo para desembocar en un solo al más puro estilo guitar hero de los ochenta por parte de Pedro J. Monge, enlazando distintas piezas de música clásica.
Con el personal disfrutando como locos entramos en la recta final marcada por “River of blood”, “Metal ´n roll” y “Lost words”. Entretanto, Carlos había conseguido que Pedro se uniera a sus excursiones por la sala y que se marcara un solo junto a la peña debajo del escenario hasta romper alguna cuerda de su guitarra. Espectáculo puro.
“Energy” ponía punto final a la soberbia actuación de un grupo que nunca defrauda y que lleva la diversión y la calidad en las venas. Unido a la indudable calidad técnica de la banda, donde destaca sobremanera uno de los mejores guitarristas de España y me atrevería a decir de Europa, está la figura de un cantante que aparte de espectáculo puro es un extraordinario vocalista.
No contentos con el brutal concierto que nos habían ofrecido, Carlos Escudero decidió complacer al respetable, y una vez tocado el último tema puso una banqueta en el escenario y nos contó un chiste… genio y figura.
Por cierto Carlos, efectivamente el Barakaldo ganó al día siguiente al Puerta Bonita.
Texto: Alberto Yayo Fotos: pelos