Este pasado sábado 17 de Septiembre pasaba por los Madriles una de las que personalmente considero mejores bandas europeas de Hard Rock, de nombre TNT. Muchas ganas tenía de ver a estos Noruegos, que aunque ya no cuentan en sus filas con el magnífico cantante, Tony Harnell, supieron buscarse un también magnífico sustituto de la mano del cantante británico Tony Mills (Ex–SHY).

Y muy felices se las esperaban cuando habían estado utilizando para este concierto el reclamo de la edición de un DVD en directo. Y la verdad es que se quedaron con las ganas, porque la afluencia de gente fue más bien escasa. De hecho, no creo que hubiera más de 300 personas en la Heineken, lo que sin duda se tradujo en una pequeña decepción para la banda. O por lo menos, para su cantante Tony Mills, que nada más salir al tablado puso caras de sorpresa primero y de decepción después. Cara que no desapareció durante una buena parte del concierto, y esto, señores, no es de recibo seas quien seas y te llames como te llames. Me explico, vale que la gente no asista a tus conciertos, lo cual se puede explicar de multitud de maneras (falta de pasta, crisis galopante, mala fecha o simplemente que ahora mismo no hay tanto tirón para TNT, lo cual me cuesta creer), pero lo que tienes que hacer siempre, por mal que vaya la coas, es salir y tocar para los que sí que están allí, da lo mismo el número de gente que haya. También tengo que decir que dicha impresión únicamente me la dio el cantante Tony Mills, para nada el resto del grupo (los incombustibles Ronni le Tekro a la guitarra, Diesel Dahl a la batería, Victor Borge al bajo y un teclista invitado para mí desconocido), que aunque puede que también se mostraran sorprendidos en un inicio, no dieron muestras de enfado en ningún momento, más bien lo contrario y en eso tendrá algo que ver que los pocos asistentes respondieron bien y animaron mucho al grupo desde el principio. Pero bueno, a veces pasan estas cosas.

Cambiando de tema, y aquí va otra pulla (vaya día), ya sabemos que musicalmente la Heineken no es ningún portento de Sala y claro, esta vez no iba a ser una excepción. Por mucho DVD que esperaran grabar y aunque el sonido fuera mejorando poco a poco, ese fue uno de los hándicaps del concierto. Lo que más me sorprendió, por tratarse de quien es y de su protagonismo total en la banda, fue escuchar la guitarra del magnífico Ronni le Tekro con un volumen muy bajo, que únicamente cobraba protagonismo en los solos.

En cuanto a la actuación en sí, a las 21:00 horas en punto salieron al escenario para empezar su escasa hora y cuarto de concierto. No sé si tenían pensado tocar más, supongo que no porque el día anterior habían tocado lo mismo, pero una hora y cuarto se nos hizo a todos muy, muy corto y más cuando no llevaban ni teloneros.

Nada más salir, el señor Mills nos obsequió con una mirada de decepción y un cantar un tanto desganado y cansino que tardó en disiparse. Empezaron con “Hello, Hello”, tema que inicia su Atlantis del 2008 y que personalmente me parece el más prescindible de todo el setlist. Después fueron pasando uno tras otro temas más contemporáneos que Toni Mills ha interpretado desde su creación y con los que se siente como pez en el agua: “Substitute” (del New Territory), las pegadizas “Ship In The Night” y “Refugee” del último álbum A Farewell To Arms. Tristemente, el sonido seguía siendo irregular, lo que no impidió a los asistentes animar a la banda, sobre todo cuando pasaron a interpretar dos antiguas joyas de su primer y homónimo álbum del 82, “USA” y “Harley-Davidson”, que también han remezclado como bonus para A Farewell To Arms. Entre ambas, volvieron a un setlist más moderno con “Barracuda” también de su último trabajo A Farewell To Arms. Después Mills abandonó el escenario y dejó a sus compañeros interpretar una pequeña parte instrumental en la que el magnífico le Tekro nos deleitó son una excelente parte de guitarra, muy bien acompañado por la base rítmica de Victor Borge al bajo y Diesel Dahl a la batería. Después de esta demostración de destreza, que el público supo agradecer y acompañar, Tony Mills salió a escena de nuevo y la verdad es que salió mucho más relajado y con una actitud más positiva. Tuvo que ser muy bueno lo que le dieron en el Backstage. Lo digo porque se le vio más agradecido y dejó de lado la mala hostia que había tenido hasta ese momento.

Así, siguieron con “My Religion” para inmediatamente empezar con lo mejor del concierto, las canciones míticas de sus álbumes ochenteros que todos estábamos esperando y porque no decirlo, en las que Tony Mills se mostró bastante sobrio y cómodo (y es que es muy buen cantante, joder!!): “Tonight I´m Falling” y “10.000 Lovers (In One)”, tremenda canción muy coreada por la gente y tras la cual se dieron un pequeño descanso. Hasta aquí, apenas 50 minutos de duración, lo que ya hacía entrever que iba a ser un concierto más bien corto.

Para el bis (que fue sólo uno, de cinco canciones, pero sólo uno), tocaron “A Farewell To Arms”, y “Engine” de su último trabajo y las también míticas “Intuition” de 1989 y “Seven Seas” del 84., tras la cual dieron por concluido su show y se despidieron de un público que tenía muchas ganas de más y que se vio un poco decepcionado por este repentino parón.

En total, una hora y cuarto de buen Hard Rock y buenas canciones, estropeadas por un sonido deficiente y por alguna que otra mala cara por parte del ínclito Tony Mills, que la verdad, se podía haber ahorrado y hubiera quedado de P.M. Pero bueno, como dicen en mi pueblo, “de donde no hay, no se puede sacar”. Sólo queda esperar que no se vuelva a repetir más.

Marciaaaaal